La agilidad, lo siento, pero no es perfecta

La agilidad, lo siento, pero no es perfecta

Estamos comenzando una nueva colección de temas. Ahora toca hablar de: “Más Allá de la Agilidad”. Y realmente hemos tocado el tema en varios posts; y como en las colecciones anteriores nos gusta tomar distancia y tomar las buzzwords con su justa dimensión y proporción.

El año pasado escribimos un post titulado: “Más que agilidad necesitamos ritmo en el Futuro del Trabajo”. Y seguimos pensando en esta misma línea. Hacíamos una analogía que la Agilidad se parecía más bien al Jazz y no tanto al Heavy Metal o al Punk que a veces por pensar que ir rápido y hacer ruido son mejores músicos. Y en el Jazz (que cada vez lo aprecio y disfruto más) te das cuenta que lo complejo es cambiar de ritmo, de tiempos e incluye destiempos, de armonías de manera sutil y natural y no la velocidad per se.

El cambio de ritmo y el jazz es madurez musical. Hemos de entender que la agilidad no es velocidad. Platicando con distintas personas que se han acercado a nosotros que tienen roles desde Change Management, Transformación, Diseño Organizacional, RH que tienen una presión muy fuerte en sus organizaciones por ser ágiles. Les ha traído muchos problemas porque lo han entendido precisamente como velocidad y no como ritmo o adaptabilidad. Se han atascado de proyectos y no saben qué hacer con ellos o se quedan atorados sin ver la salida.

Mi amigo y mentor, Bob Gower explica en su serie de posts “Faster, Better, Happier”.Que a veces se entiende la agilidad como la cantidad de trabajo que un equipo puede hacer en cierto tiempo (en la teoría lean sería el throughput’). Muchas veces muchos clientes piden que se les aumente esta “capacidad” de hacer pensando que los hará más ágiles.

Pasa igual en el Urbanismo, cuando creemos que el tráfico y la velocidad de desplazarse de un lugar a otro disminuirán si agregamos carriles. Y en Urbanismo se explica con la “teoría del gas” es decir que si tenemos encerrado gas en un recipiente; si aumentamos la capacidad de ese recipiente; el gas no se contendrá al contrario buscará salida y se expandirá y por tanto se llenará ese recipiente.

Me parece que en muchas organizaciones igual se están atascando de cosas en busca de agilidad. Se preguntarán: ¿y ahora qué hacemos con todo esto? ¿hacia dónde vamos?Por lo tanto podemos ver que con la mera agilidad y entendida como mera velocidad no nos llevará a ningún lado.

Sabemos que al mundo complejo no se le puede enfrentar desde un solo lado. A veces, incluso, podemos tener y enseñar muchas Design Tools (que está muy bien) pero tener una visión pragmática de las personas o incluso tener una visión de la organización como una mera fábrica de productos; sin considerar el ‘human side’ nos quedaremos lejos y sin enganchar.

En este sentido en este último año en mi descubrimiento y disfrute del Jazz me he dado cuenta que no es para nada perfecto. Es una virtuosidad disfrazada de imperfección. Y es sobretodo dejarse llevar. Van sueltos, naturales. Sí, con una escala principal a la que vuelven y saben a dónde van pero ante todo disfrutan. Igual en las organizaciones querer llevar y aplicar “agilidad” por aplicar; incluso ser un Master de la Agilidad que nos resulta perfecto nos puede hacer cuadrados. El jazz y la agilidad no se fuerzan e incluso nos pueden hacer explotar como “la teoría del gas” del Urbanismo.

Y por eso nos gusta hablar más bien de ‘Agilidad Empresarial’ que lo entienden muy bien las Organizaciones del futuro y que hablaremos, en cómo la puedes conseguir, en el próximo post.

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