De la Comprensión a la Compasión

De la Comprensión a la Compasión

Diría el buen T.S. Eliot: “¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en el conocimiento? ¿Y dónde está el conocimiento que hemos perdido con la información?”

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Estas preguntas se vuelven tan actuales. Podríamos hablar de ese grado de conocimiento profundo que no todos apuestan por el o que una sociedad pragmática como la nuestra rechaza y se queda en la mera superficialidadApostar por la sabiduría nos llevará a tener mayor comprensión y compasión.

Seguro te ha tocado que alguna persona se aprovecha de una carencia de otra persona. Por ejemplo: en algún tema que no domines al 100, legal o de medicina; querer interponer sí o sí un amparo o pagar por un proceso legal innecesario; o bien, querer enviar directamente al quirófano a un paciente. En el fondo no hacen más que reflejar su falta de sabiduría o superficialidad, viendo sólo lo económico y usando a la persona.

Lo mismo puede pasar con los niveles de conciencia en las organizaciones y de las personas dentro de las organizaciones. Puede haber personas que se den cuenta de las cosas; que vayan más a lo profundo y que tengan por tanto mayor conocimiento y puedan conectar incluso de forma natural con más personas que incluso los mal llamado iluminados o esnobs de nuestros días.

Hoy ante esta pandemia, incertidumbre, la ola de trends, metodologías estamos viendo diferentes niveles de conciencia de los líderes e incluso de consultores. Vale la pena no aprovecharse de una necesidad sino construir puentes y juntos construir un cambio.

I. Profundidad vs Superficialidad

a. El sabio > el racionalista

Es una realidad que tendemos a racionalizar todo. Tratamos de ser máquinas o nos creemos máquinas. Incluso nos gusta presumir nuestro nivel de raciocinio. De una vez te digo no podremos. El aprendizaje no es sólo racional. Sigue dando pena que a estas alturas del partido creamos que así sea. Podemos ver en las clases de nuestros niños que tratan de racionalizar sus clases. Pretenden que un niño sepa de ciencia y demás todo con base a memoria y racionalidad.

No acudimos al conocimiento innato. Esto es, aquello que Aristóteles hace 25 siglos llamaba sindéresis. Lo racional ya se forma muy tarde en el ser humano. El yo interno o sabiduría se forma desde el vientre materno. Por ejemplo: un bebé se puede dar cuenta desde un principio si es querido o no por sus padres; si el lenguaje es amable o no; a reconocer a objetos; a identificar lenguaje corporal y un largo etcétera. El niño es todo aceptación, es todo amor, es todo apertura, no es complicado. Te recomiendo la serie de Netflix ‘Babies’ para que conozcas más a fondo del desarrollo del bebé.

Tristemente no profundizamos en ese ‘yo interno’Nos quedamos en la mera superficialidad hasta la presumimos con orgullo; presumimos: “Ahora sé esto; ahora aprendí a enviar mensajes por Telegram o Club House” (la verdad no es muy difícil). Incluso a veces para hacer de lado a otras personas.

La sabiduría es un conocimiento experiencial de los años recorridos. ¿Qué pasaría si aprovecháramos esa sabiduría en las organizaciones? Podríamos crear verdadera sabiduría colectiva. Quizás estamos perdiendo talento y experiencia. Podríamos resolver problemas más profundos y más rápido.

La sabiduría no tiene que ver con los títulos ni con el rol jerárquico del colaborador. Cualquier colaborador es un usuario y puede decirte sin pensar mucho si está teniendo o no una buena experiencia; podrá decirte qué le estorba en su día a día para hacer mejor su trabajo. Eso te lo puede decir una secretaria que no encuentra agenda en las miles de juntas de su jefe; o un operario que no encuentra las herramientas necesarias para hacer su trabajo porque el almacén está cerrado y necesita enviar una solicitud a una persona que ni siquiera es cercano a ellos; cuando el podría ir al almacén y ver si hay o no esa herramienta necesaria. Casos hay muchos.

Ya el mismo Don Eugenio Garza Sada era consciente de ello y creaba esta forma de sabiduría colectiva con las herramientas de la época. Por ejemplo: en 1928, Don Eugenio fundó la revista ‘El Abanderado’ un boletín quincenal publicado para los Viajeros y Agentes de Plaza de la Cervecería Cuauhtémoc con el propósito de ‘conocernos más íntimamente y cooperar entre nosotros aprovechando las mejores ideas de cada uno.’ Incluso recomendaban utilizar un lenguaje común (contrario a los esnobs de nuestro tiempo): “No hay que darle importancia al estilo: no deseamos literatura, sino entusiasmo, cooperación, en una palabra: compañerismo. Hay muchas coas que usted nos puede contar y muchas maneras de colaborar.” Ahí mismo publicaban directivos, pero también estos agentes comerciales; artículos de interés, etcétera.

Hoy en día todo esta sabiduría la podemos obtener de muy distintas maneras. En Polymath nuestras intervenciones o en nuestros Faster, Better, Happier donde ayudamos a las organizaciones y equipos a encontrar soluciones co-diseñadas, de manera ágil y sistémica. Nos ha llevado a impactar en formas de trabajo; en quitar prácticas que no le aportaban valor sin necesidad de hacer un diagnóstico, alimentarnos de los insights de los colaboradores; crear una agenda común de innovación y cambio ágil.

De nuevo como decimos en Polymath (y cada vez lo tenemos más claro): “El Cambio Organizacional más que un reto de capacidad (learning), es un reto de apertura.” El learning se queda meramente (muchas vecess) en lo racional e incluso no se aterriza y no terminas por resolver los problemas de fondo; aprendemos más haciendo. La sabiduría por definición es apertura. Estamos convencidos que la sabiduría y lo profundo puede ser catchy, simple, accionable, ágil y hasta divertido.

II. La sabiduría nos lleva a la empatía y a la compasión

Los verdaderos líderes, buenos consultores están en este grado de conciencia que va más allá de lo meramente racional. Esta pandemia pone a prueba en qué tan empáticos somos con las personas que nos rodean; cómo damos cauce a esas emociones y damos cabida a esas conversaciones; cómo vivimos más de cerca de nuestro usuario que se ha visto afectado en su bolsillo y con un cambio de comportamientos obligado.

Habrá líderes que querrán una mera solución “práctica” a esto; habrá líderes que se quedarán por encimita y habrá “líderes” que no se den cuenta y aún quieran sólo ver por su ego o por destacar o bien pasar por encima de los demás o exigirles algo irreal sin ser empáticos. Es uno de los aspectos de las Organizaciones Auténticas: ser organizaciones maduras y lugares donde realmente podemos sanar y crecer.

Nos da gusto conocer y haber trabajado (y trabajar) con personas que van más allá de lo racional, que son empáticos, que se abren, que tienen una mentalidad sistémica, que llevan las emociones a su trabajo por mencionar a algunos: Ana VenegasBárbara FerrerAllan RhodesRogelio SegoviaValentina AvendañoElizabeth MartínezJorge CamachoArturo Ortega.

Justo las personas que profundizan se pueden dar cuenta de que la pandemia golpea más fuerte es a nivel personal más que a nivel profesional. Se dan cuenta que lo profesional es una manifestación de lo personal, que hay cosas más allá del trabajo, fundamentales y previas.

Vale la pena revalorar a la sabiduría para revalorar la compasión en las organizaciones. Vale la pena revalorar la compasión y el amor por los demás. La pandemia y sus secuelas seguirán con o sin vacuna (no nos hace inmunes). Vale la pena volver a ese ingrediente básico e imperecedero de ver por los demás.

Justo las personas que profundizan se pueden dar cuenta de que la pandemia golpea más fuerte es a nivel personal más que a nivel profesional. Se dan cuenta que lo profesional es una manifestación de lo personal, que hay cosas más allá del trabajo, fundamentales y previas.

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III. ¿Qué prácticas podrías hacer?

a. Check-Ins

Para nosotros los Check-Ins son una tradición. Es más si escuchas nuestros episodios de ¡Reinventándonos! Podcast puedes escuchar que hacemos check-ins hasta con nuestros speakers invitados.

No te esperes a hacer toda una integración para conectar con tus compañeros de trabajo. Esta es una práctica sutil que puedes incorporar al inicio de cada junta; y que cada colaborador exprese lo que lleva dentro. Es una manera de conectar y conocernos mejor. Puedes ir variando en cada Check-In y también puede cambiar quién lo dirige en tu equipo.

b. Nidos

Puedes realizar nidos, para hablar en un grupo de colaboradores de algún tema que interese, preocupe y llevar a cabo nuevas prácticas. Si utilizas la metodología de Holacracia puede ser un círculo.

c. Feedback constante

Si tenemos entregas y cadencias constantes te será más fácil corregir más y mejor y más ágilmente los errores. Podrás abrir la conversación a los temas que realmente importan. Puedes ir generando confianza y engagement con tus colaboradores.

d. Ten momentos de Reflexión Personal o One on One

Comienza y aprende a escuchar ese yo interno, a ese corazón. Igual date un tiempo, reflexiona, cuida esos momentos de silencio y seguro encontrarás respuestas. El aprendizaje también requiere reflexión, descanso, desconectar. Tantas veces he encontrado inspiración no pensando en el problema. Corriendo, jugando basket, tocando guitarra. El mismo Einstein tocaba el violín cuando se sentía cansado y regresaba con ideas, Thomas Alba Edison se ponía cucharones en las manos, caía rendido y cuando se caían los cucharones despertaba y regresaba cargado de buenas ideas.

e. Aprende a ser persona

La persona es más que razón. La persona también tiene que aprender a darse, a desprenderse, a amar, a escuchar y escucharse, a conversar, a ceder, a contemplar, a descansar, a reflexionar, a estar al 100 en nuestra zona de control. Aprender a admirar la belleza, aprender a aceptarse, a expresarse, a ser solidarios, a madurar, a descomplicarse, a reírse, a divertirse, a meditar y orar, a ir a lo profundo. A ser compasivo y comprensivos.

Si te fijas si no aprendes ninguna de esas habilidades más profundas, truenas en la vida. No te va a salvar ni la data y ni la agilidad. Pero quizás a los pragmáticos y superficiales les queda lejos.

Se puede escuchar un poco cursi/trillado e incluso infantil (por lo que te he explicado) pero vale la pena escuchar al cuore y desarrollar esa habilidad. Esa voz interna que no te engaña y sabe qué problemas y qué tensiones tienes; esa voz que te hace fijarte en las necesidades de los demás y ayudarle genuinamente.

Así que comienza y aprende a escuchar ese yo interno, ese corazón. Igual date un tiempo, reflexiona, cuida esos momentos de silencio y seguro encontrarás respuestas. Necesitamos menos líderes ‘esnobs’ y más líderes maduros, reflexivos, profundos, comprensivos y compasivos.

 

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